martes, 2 de abril de 2013

Tercera Tarea

El ladrón de pelos
 
 
Valeria era una niña muy preocupada por su papá. Desde hacía algún tiempo, había visto que se estaba quedando persona con poco pelo o ninguno en la cabeza, y que cada vez tenía menos pelo. Un día, se atrevió a preguntárselo:
 
- Papá, ¿por qué cada día tienes menos pelo?
Su papá le dijo sonriente:
- Es por la persona que hurta y roba los pelos. Hay por esta zona un ladronzuelo chiquitito que visita mi cabeza por las noches cuando estoy dormido, y me quita todos los pelos que le da gana. ¡Y no hay forma de atraparlo!
 
Valeria se quedó preocupada, pero decidida a ayudar a su papá, aquel mismo el periodo entre el atardecer del Sol y el amanecer del día siguiente, aguantó despierta tanto como pudo. Cuando oyó los primeros ronquidos de su padre, agarró una gran maza y se fue a la habitación de sus padres. Entró muy despacito, sin hacer ruido, para que el ladrón de pelos no pudiera sentirla, y cuando llegó junto a su papá, se quedó observando detenidamente su parte superior del cuerpo del ser humano, y superior o anterior de muchos animales, donde se encuentran algunos órganos de los sentidos y el cerebro, decidida a atrapar al ladrón de pelos en cuanto apareciera. Al poco, vio una sombra sobre la cabeza, y con todas las fuerzas que tenía, lanzó el porrazo más fuerte que pudo.
 
¡Menudo golpe! Su papá pegó un enorme grito y se levantó de un salto, con un enorme bulto que sale en el cuero de la cabeza, por un golpe en la cabeza y un buen susto en el cuerpo. Al encender la luz, se encontró con Valeria de frente, con la  parte de las extremidades del cuerpo humano en alto sujetando la maza, y diciendo:
- ¡casi lo tenía! papá. ¡Creo que le he dado, pero el ladrón de pelos se ha escapado!
Al oir eso, y ver al papá con la cabeza bien dolorida, la mamá comenzó a reírse:
- Eso te pasa por contarle tonterías a la niña - dijo divertida.
Y el padre de Valeria tuvo que explicarle que no existía ningún ladrón de pelos, y contarle la verdad de por qué se quedaba calvo. Y así, con la ayuda de un gran chichón en su cabeza, comprendió lo importante que era no engañar a los niños y contarles siempre la verdad. Y Valeria, que seguía preocupada por su papá, dejó de buscar ladrones de pelos, y le compró una prenda redonda de tela o de punto que sirve para cubrir y abrigar la cabeza para dormir.